sábado, 21 de noviembre de 2009

Alcohol

ROSA MONTERO 17/11/2009
Una subcomisión del Congreso ha propuesto la reforma del Código Penal para que el consumo de alcohol y drogas sea un agravante en los casos de maltrato doméstico y no, como hasta ahora, un eximente. Suena bastante sensato, ¿no es así? Tan sensato que, por una vez, todos los partidos han aparcado su ferocidad cainita y se han puesto de acuerdo. Pero como se ve que en este país nacemos con el gen del disentimiento, algunos medios y algunos juristas han puesto el grito en el cielo contra la medida, considerándola discriminatoria y tal y cual.
O sea, que por lo visto hay gente a la que le parece bien que, a la hora de romperle los lomos a una mujer o de quemarla viva, la cogorza siga siendo un atenuante, mientras que si te pillan con dos copitas de más cuando conduces se te ha caído el pelo. Quiero decir que la supuesta discriminación ya estaba ahí, con los conductores, y nadie dijo nada, antes al contrario. Además, según las estadísticas, la embriaguez tiene una influencia mayor en el maltrato (del 48% al 87% de los casos) que en los accidentes de coche (el 40%).
Y los expertos en agresiones domésticas cuentan que hay un patrón de conducta muy repetido: el del tipo que bebe premeditadamente para pegar. Yo creo que el alcohol debería ser siempre un agravante cuando hay consecuencias violentas: hombres contra mujeres, mujeres contra hombres, hombres y mujeres contra niños y viejos y animales. En fin, todas las combinaciones posibles de brutalidad etílica.
En cuanto a esos juristas que tanto se inquietan por esta reforma del Código, ¿por qué no se preocupan, por ejemplo, de que en España prostituir a la fuerza a una chica, incluso a una menor, a base de amenazas y palizas, se castigue tan sólo con penas de entre dos y cuatro años? Ya sé que la justicia es ciega, pero a veces, además, parece loca.

1 comentario:

Unknown dijo...

Me parece muy fuerte que con las estadísticas en la mano algunos sigan pensando que a un maltratador se le pueda rebajar la pena por haber bebido. De hecho pienso que los atenuantes en estos casos deberían reducirse al mínimo.

Afortunadamente, son los menos los que mantienen esta opinión, y gracias a esta reforma las mujeres estarán un poco más protegidas.

Es un gran progreso que en los últimos años este gran problema sea más visible y la sociedad se haya concienciado para buscar soluciones eficaces que desgraciadamente todavía no son suficientes.

Por otro lado, estoy de acuerdo con que se hayan tomado medias drásticas contra los conductores con dos copitas de más. Ese 40% de accidentes se podría evitar, teniendo en cuenta que las posibilidades de que el conductor infractor no se lleve a otro vehículo o peatón por delante son muy escasas.


Pilar.