Quince mil viudas se alquilan en esta pequeña localidad de la India por tres céntimos de euro a cambio de cuatro horas de rezos. En este inmenso país hay 33 millones de viudas, la mayoría sin derechos, pues los pierden cuando sus maridos mueren.
Un grupo de viudas entona sus cánticos y sus plegarias en el Ashram Balagi de Vrindavan «Hare Ram, Hare Krishna, Hare Ram», entonan cientos de mujeres al unísono. Sentadas en el suelo, elevan sus brazos hacia el cielo y dirigen sus plegarias al dios Krishna. Muchas visten de blanco y llevan la cabeza rapada. Todas tienen algo en común: son viudas. Tras la muerte del marido muchas mujeres son rechazadas por la familia y la sociedad y vienen a la ciudad sagrada de Vrindavan, en el norte de la India. Esperan la muerte y dedican su tiempo a los cánticos religiosos y a la mendicidad.
En la tradición hindú, las mujeres lo pierden todo cuando el marido muere. Hasta su sombra da mala suerte. No pueden volver a casarse, al menos las mujeres de casta alta. Ni vestir joyas. Deben raparse la cabeza para evitar atraer a hombres y vestir de escrupulo
so blanco. En Vrindavan, ciudad en la que creció Khrisna, escaparán del círculo de la vida y la muerte. Alcanzarán la «moshka», la liberación. Hasta quince mil viudas deambulan por esta pequeña ciudad de 55.000 habitantes, según el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem).
Rahwari se casó con apenas 14 años. Su marido falleció ocho años más tarde. Su familia política se deshizo de ella. Era una boca improductiva que alimentar. Desde hace cuatro décadas vive en la ciudad de las viudas. Cada mañana recita cánticos en el Ashram Balagi. Por cuatro horas de oraciones recibe dos rupias (tres céntimos de euro) y un puñado de arroz. Y recorre las calles pidiendo limosna. «Era una carga para mi familia. Me dijeron que viniese aquí. Y estoy contenta porque pronto dejaré este mundo».
«Me dieron la espalda»
En un inglés británico intachable, Radha, de 60 años, lamenta su destino. «La familia de mi marido me echó cuando falleció. Se quedaron con todo. Hasta mis hijos me dieron la espalda», cuenta esta mujer que en otro tiempo vivió en una mansión. Ahora se refugia en el albergue de una ONG. Radha procede de Calcuta, en el estado de Bengala Occidental. Muchas viudas vienen de este tradicional estado. Otras de Orissa o Bihar, regiones muy empobrecidas donde las viudas son una gran carga para sus familias.
«Una mujer sin marido está incompleta. Además, la viudez es un castigo por una vida pasada», afirma Kalash Kanti, astrólogo local. No todos piensan así. Mientras reparte el arroz entre las viudas, Rohan, voluntario en el Ashram Balagi, explica que muchas de ellas sufren acoso sexual e incluso las más jóvenes son vendidas a prostíbulos. «Aunque va contra la tradición tratamos de casarlas para que estén protegidas», explica este abogado retirado.
Pensión de 60 euros al año
Se estima que en la India hay 33 millones de viudas. No todas se enfrentan a la situación de Vrindavan. Las pensiones del Gobierno pueden alcanzar los 60 euros anuales. Muchas viudas ni siquiera conocen sus derechos, que en ningún caso son una garantía. «Hace un año que no recibo la pensión. Necesito medicinas y no puedo comprarlas», dice Radha. En Vrindavan han aparecido diferentes organizaciones que luchan por mejorar la situación de estas mujeres. Guild of Service, dirigido precisamente por una viuda, Mohini Gir, cuenta con varios albergues.
Los cánticos llegan a su fin. Las mujeres hacen cola para recibir sus dos rupias y arroz. Mañana volverán. Y pasado. Hasta su encuentro definitivo con Khrisna. Las calles se llenan de mujeres que cometieron el delito de sobrevivir a sus maridos.
Jaime León RosEn la tradición hindú, las mujeres lo pierden todo cuando el marido muere. Hasta su sombra da mala suerte. No pueden volver a casarse, al menos las mujeres de casta alta. Ni vestir joyas. Deben raparse la cabeza para evitar atraer a hombres y vestir de escrupulo

Rahwari se casó con apenas 14 años. Su marido falleció ocho años más tarde. Su familia política se deshizo de ella. Era una boca improductiva que alimentar. Desde hace cuatro décadas vive en la ciudad de las viudas. Cada mañana recita cánticos en el Ashram Balagi. Por cuatro horas de oraciones recibe dos rupias (tres céntimos de euro) y un puñado de arroz. Y recorre las calles pidiendo limosna. «Era una carga para mi familia. Me dijeron que viniese aquí. Y estoy contenta porque pronto dejaré este mundo».
«Me dieron la espalda»
En un inglés británico intachable, Radha, de 60 años, lamenta su destino. «La familia de mi marido me echó cuando falleció. Se quedaron con todo. Hasta mis hijos me dieron la espalda», cuenta esta mujer que en otro tiempo vivió en una mansión. Ahora se refugia en el albergue de una ONG. Radha procede de Calcuta, en el estado de Bengala Occidental. Muchas viudas vienen de este tradicional estado. Otras de Orissa o Bihar, regiones muy empobrecidas donde las viudas son una gran carga para sus familias.
«Una mujer sin marido está incompleta. Además, la viudez es un castigo por una vida pasada», afirma Kalash Kanti, astrólogo local. No todos piensan así. Mientras reparte el arroz entre las viudas, Rohan, voluntario en el Ashram Balagi, explica que muchas de ellas sufren acoso sexual e incluso las más jóvenes son vendidas a prostíbulos. «Aunque va contra la tradición tratamos de casarlas para que estén protegidas», explica este abogado retirado.
Pensión de 60 euros al año
Se estima que en la India hay 33 millones de viudas. No todas se enfrentan a la situación de Vrindavan. Las pensiones del Gobierno pueden alcanzar los 60 euros anuales. Muchas viudas ni siquiera conocen sus derechos, que en ningún caso son una garantía. «Hace un año que no recibo la pensión. Necesito medicinas y no puedo comprarlas», dice Radha. En Vrindavan han aparecido diferentes organizaciones que luchan por mejorar la situación de estas mujeres. Guild of Service, dirigido precisamente por una viuda, Mohini Gir, cuenta con varios albergues.
Los cánticos llegan a su fin. Las mujeres hacen cola para recibir sus dos rupias y arroz. Mañana volverán. Y pasado. Hasta su encuentro definitivo con Khrisna. Las calles se llenan de mujeres que cometieron el delito de sobrevivir a sus maridos.
2 comentarios:
Este articulo cuenta la realidad de las viudas indias. En la genesis de este blog está Agua, la peli india que cuenta la vida de las viudas en India a principios del SXX. http://motimahal.blogspot.com/2008/05/agua.html Pues parece que nada ha cambiado. No sé, tal vez deberiamos hacer algo desde aqui y ayudar a organizaciones que desde alli colaboran en dar a estas mujeres una vida mejor. Se me ha ocurrido una idea y si sale adelante la pondré en comun con vosotras porque necesitaremos la participacion de cuanta mas gente mejor.
Un beso, ASM
Pues nada, quedamos a la espera. Tu nos diras. Ya sabes que aqui siempre estamos abiertos a tus propuestas.
Besos,
SoniaPT
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